En un contexto global en constante transformación, el turismo se posiciona como una palanca estratégica para el desarrollo económico y social. Frente a ese marco, el gobierno encabezado por Daniel Scioli ha decidido impulsar una política orientada a fortalecer el turismo receptivo, con especial énfasis en atraer visitantes provenientes de Uruguay y flexibilizar los requisitos de ingreso al país. Se trata de una iniciativa con impacto regional directo, que busca dinamizar la economía local, fortalecer las economías regionales y afianzar la proyección internacional de Argentina como destino turístico.
Contexto regional y estratégico
La proximidad geográfica y los vínculos culturales y económicos entre Argentina y Uruguay ofrecen una base sólida para potenciar el turismo entre ambos países. Es una oportunidad no solo por la cercanía sino también porque los uruguayos y argentinas comparten hábitos de consumo, tradiciones culinarias y una historia en común que facilita la elección de destinos en territorio argentino. Además, en los últimos años, globalmente, el turismo ha experimentado transformaciones en las motivaciones de viaje: se valora cada vez más la experiencia, la cultura, la gastronomía y el contacto con la naturaleza, áreas en las que nuestro país sobresale.
DanielScioli, como gobernador y luego como figura política influyente, y ahora como funcionario nacional, ha manifestado su convicción de que hay un enorme potencial para atraer un flujo constante y creciente de visitantes uruguayos, potenciando ciudades como Buenos Aires, Rosario, Córdoba y Mendoza, además de destinos más pequeños pero muy atractivos como Misiones (con las Cataratas), Bariloche, el Litoral, Salta y Jujuy, entre otros.
Medidas de flexibilización del ingreso
Para facilitar estos desplazamientos, se ha armonizado el proceso de ingreso de visitantes desde Uruguay. Se han simplificado trámites migratorios y aduaneros, se han extendido los plazos de estadía permitida, y se han eliminado ciertos requisitos financieros. La idea es que cruzar la frontera sea tan simple como lo es para quienes viajan dentro de la Unión Europea o el Mercosur.
Adicionalmente, se reforzó la infraestructura en puntos clave de ingreso, como el puente internacional que une ambos países, así como pasos fronterizos secundarios. Se instalaron puestos más ágiles y digitales, se implementaron lectores biométricos, y se redujeron las demoras habituales. Todo esto se acompaña de una comunicación clara y accesible para los visitantes: folletos, señalética bilingüe, información online actualizada e incluso una aplicación móvil oficial para facilitar el tránsito, brindar recomendaciones turísticas y resolver consultas.
Impacto en la economía local
El turismo receptivo genera ingresos directos e indirectos. En lo inmediato, beneficia la hotelería, la gastronomía, el transporte y los servicios turísticos especializados como guías, operadores y excursiones. Pero también tiene efectos derrame: las compras en comercio, la actividad artesanal, la contratación de personal extra en temporada, el alquiler de vehículos, la recarga de combustible, e incluso los servicios de salud y cuidado personal para turistas de largas estadías.
Los pequeños municipios del interior, atraídos por el flujo de visitantes provenientes de Uruguay, reciben aportes que se traducen en obras públicas, mejoras en infraestructura y mayores posibilidades de empleo. Esto, a su vez, impacta positivamente en la calidad de vida de los habitantes, en la preservación de bienes culturales y en el fortalecimiento de las identidades locales.
Promoción internacional focalizada
La estrategia contempla campañas de promoción específicas para Uruguay. Se creó una mesa de trabajo conjunta entre ministerios de ambos países, con espacios de promoción cruzada: ferias turísticas, presentaciones en medios uruguayos, alianzas con empresas de transporte, operadores y agencias de viajes, así como esquemas promocionales con beneficios exclusivos para quienes eligen nuestro país.
La comunicación se basó en destacar el valor económico de pasear en Buenos Aires, conocer la región de Cuyo, disfrutar la Cruz del Eje cordobesa o conocer la identidad del Litoral. Se ofrecieron paquetes que combinan hospedaje, transporte terrestre y excursiones, con precio «amigo» para ciudadanos uruguayos. Además de experiencias de corta duración, se impulsaron estadías más largas, aprovechando el intercambio cultural y económico con el público del otro lado del río.
Desarrollo sustentable y federalismo turístico
Una de las claves ha sido alinear el plan receptivo con el desarrollo regional. No se trata solo de atraer visitantes foráneos a los destinos tradicionales, sino de construir oportunidades en localidades medianas y pequeñas. Con una perspectiva de federalismo turístico, la iniciativa contempla incentivos a proyectos innovadores de alojamiento, experiencias campesinas, turismo rural, turismo científico en observatorios, observación de fauna silvestre y actividades recreativas en los parques nacionales.
Estos proyectos suelen estar a cargo de emprendedores locales, cooperativas o PYMEs regionales que necesitan apoyo formal –crediticio, técnico, organizacional– para poder lanzar sus propuestas. El Estado, bajo la figura de Scioli, colaboró coordinando líneas de financiamiento, capacitaciones y vínculos con incubadoras turísticas.
Infraestructura, accesibilidad y conectividad
El programa contempla la inversión en infraestructura esencial. En los principales centros urbanos, se mejoraron conexiones de vuelos regionales, especialmente con Montevideo y ciudades uruguayas cercanas. Se agregaron frecuencias aéreas regionales y se facilitaron conexiones terrestres rápidas, incluyendo buses nocturnos y diurnos de alta gama.
En las ciudades receptoras, se mejoró la señalización turística, se amplió la oferta de transporte público y se fortaleceron los centros de información turística, remodelando sus instalaciones físicas y dotándolos de herramientas digitales. También se ejecutaron obras en rutas nacionales y provinciales, en accesos a centros turísticos naturales, y en señalética ecológica para los visitantes.
Seguridad, salud y servicios
Los visitantes reciben asistencia integral. En paulatinamente implementados protocolos sanitarios, se mejoraron los servicios de atención para emergencias médicas. Todos los prestadores turísticos cuentan con líneas de contacto directo con asistencia en viaje y coordinación con sistemas nacionales de salud. También se reforzó la seguridad en zonas de alto flujo turístico, a través de policías de proximidad, patrullaje caminante y sistemas de emergencia integrados.
Educación, cultura y gastronomía local
Parte del atractivo para el turista es la oferta cultural y gastronómica. Desde el gobierno nacional, impulsado por Scioli, se promovió la recuperación de festivales locales –de danza, teatro, folclore, cine– y la puesta en valor de rutas gastronómicas provinciales.
Se desarrollaron «Noches de Uruguay en Argentina» y «Feria de sabores del Plata», encuentros que celebran la gastronomía rioplatense, pero con propuestas innovadoras que mezclan tradición y vanguardia. Restaurantes, productores regionales y artesanos fueron incluidos en circuitos de degustaciones que destacan quesos, cervezas artesanales, dulces, vinos y platos típicos pero con nuevas presentaciones.
También se realizaron acciones de capacitación para cocineros, mozos, guías, emprendedores y artesanos, enfocadas en los mercados vecinos. Así, el visitante orgulloso de su uruguayez se encuentra con un entorno que le resulta familiar pero a la vez novedoso y enriquecedor.
Turismo deportivo y bienestar
El turismo receptivo no se limita a la percepción cultural; también abarca la oportunidad de vivir experiencias deportivas. Se prepararon propuestas para maratones entre ciudades fronterizas, regatas, encuentros interclubes y seminarios de entrenamiento abiertos a clubes uruguayos, invitándolos a utilizar instalaciones deportivas y complejos turísticos en Argentina, con aranceles reducidos y hospedaje en paquetes promocionales.
Asimismo, se desarrollaron propuestas vinculadas al bienestar: centros de spa, aguas termales, alojamientos con enfoque de salud y bienestar, yoga y meditación en entornos naturales. Todo con tarifas amigables para incentivar estadías prolongadas.
Turismo educativo y de intercambio
En paralelo se promovieron experiencias de turismo educativo: visitas a universidades regionales, intercambio entre estudiantes, pasantías en bibliotecas y centros culturales, participación en clases de tango, folclore y seminarios de arte. También actividades de aprendizaje de técnicas artesanales, recetas tradicionales e idiomas.
Estos programas, organizados en conjunto con universidades y ONGs, ofrecen una vivencia enriquecedora y una prolongación del vínculo entre países.
Alianzas público‑privadas
Para garantizar la sostenibilidad del plan, se firmaron alianzas con el sector privado: líneas de crédito blandas con bancos, acuerdos con compañías de autobuses y aerolíneas, y convenios con cámaras empresariales del turismo. Con ese apoyo se crearon «rutas integradas» que conectan, por ejemplo, Chapadmalal con Punta del Este, o Misiones con uno u otro destino uruguayo.
Se extendió una red de beneficios, como descuentos en peajes y acceso gratuito a Museos y centros culturales durante ciertos días.
Monitoreo y adaptación
El plan prevé mecanismos de evaluación continua: encuestas a turistas, análisis del gasto promedio, trazabilidad del origen de visitantes, medición de impacto económico en provincias involucradas, satisfacción del turista, y estudios de percepción de imagen internacional.
Las conclusiones permiten ajustes: se pueden reasignar fondos a rutas que funcionen mejor, profundizar campañas exitosas, o retroalimentar regiones con problemas de conectividad o servicios.
Desafíos por delante
El plan no está exento de desafíos. Se deben asegurar rutas eficientes, equilibrio ecológico en zonas sensibles, y mantener la calidad de atención en los servicios turísticos. La coordinación federal exige habilidades muy afinadas para articular a provincias, municipios y actores privados.
También requerirá una comunicación efectiva con la ciudadanía para que comprenda los beneficios, adelante ideas innovadoras y amplíe los límites del plan: desde individuos, cooperativas y emprendedores hasta gobiernos locales.
Instrumentos de apoyo
Para afrontar estos desafíos, el gobierno nacional y las provincias pusieron en marcha varios instrumentos: recursos de financiamiento a bajo costo, fondos de fortalecimiento turístico, asistencia técnica personalizada, formación profesional vinculación con universidades y consultoras, y campañas de marketing interactivas.
También se está trabajando en un sello de calidad de destino para organismos y prestadores que cumplan con estándares internacionales en servicios, infraestructura, accesibilidad y responsabilidad social y ambiental.
Una invitación para los uruguayos… y más
Aunque el foco inicial está puesto en Uruguay, el plan receptivo es un impulso federal: se activará con ideas similares orientadas a otros países limítrofes o regiones cercanas. Pero el impulso inicial es estratégico: Uruguay está a la vanguardia en llegada de visitantes, motivados por costumbres compartidas, intercambio familiar, compras, ocio urbano y naturaleza. El desafío es expandir ese flujo a nuevas geografías dentro del país.
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La iniciativa de Scioli apuesta al turismo como política de Estado, con efectos directos en la economía, la cultura, la infraestructura y la integración regional. La desburocratización de los ingresos, las promociones focalizadas, la mejora de servicios y la asociación con el sector privado conforman un plan robusto para atraer visitantes argentinos por excelencia, generando un círculo virtuoso de inversión, empleo y desarrollo local.
El éxito dependerá de mantener el impulso, escuchar el feedback de turistas y prestadores, y ampliar la visión a corto, mediano y largo plazo. Si se logra consolidar, Argentina podrá presentarse no solo como destino atractivo para los uruguayos, sino como modelo regional de integración turística efectiva.