La organización de eventos ha experimentado notables transformaciones en las últimas décadas, destacándose la sostenibilidad como un componente esencial. No solo responde a la creciente conciencia sobre el impacto ambiental, sino que también ofrece una oportunidad única para diferenciarse y atraer a un público más comprometido. La sostenibilidad aplicada a eventos implica minimizar el impacto negativo en el entorno y las comunidades locales, al tiempo que se maximizan los beneficios positivos.
¿Qué implica un evento sostenible?
Un evento sostenible no es simplemente una tendencia o modalidad, sino un proceso de diseño, planificación y organización que busca reducir los impactos negativos y dejar un legado positivo en la comunidad anfitriona. Esto se logra mediante la implementación de prácticas responsables a lo largo de todas las fases del evento. La clave radica en adoptar un enfoque integral y coherente que abarque desde la separación de residuos hasta la medición de la huella de carbono, alineando las acciones con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
La transición hacia un enfoque regenerativo
El desafío actual para los organizadores de eventos es avanzar hacia un enfoque regenerativo que vaya más allá de la sostenibilidad. Se trata de restaurar, revitalizar y regenerar los ecosistemas, compensando las emisiones de carbono y fortaleciendo las economías locales de manera inclusiva. Bajo esta perspectiva, cada evento no solo busca ser neutral, sino devolver más al sistema de lo que toma, impulsando una gestión más avanzada y resiliente.
«El reto hoy es avanzar hacia un enfoque regenerativo, que trasciende la sostenibilidad. No se trata solo de mantener un equilibrio, sino de restaurar, revitalizar y regenerar los ecosistemas», afirman Emora Franco y Guadalupe Guerrero, cofundadoras de MICE Wave.